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Cuando la luz llega

La fotografía tiene su componente mágico. Aparte de ser una actividad que requiere trabajo, dedicación y formación constantes, hay algo que también la hace extraordinaria. Algunos de los factores (no todos) que hacen que una imagen sea excelente no siempre los puede controlar el fotógrafo y, se quiera o no, a veces hay que encomendarse a la suerte.

Esto me ocurrió ayer en un centro de detención en El Geneina, en el Darfur Oeste. Cuando fotografiaba las celdas, tenía la orden de evitar cualquier imagen donde apareciera un solo detenido. Era difícil y limitaba mi trabajo. Pero no esperaba que la luz de aquellos instantes, a la una de la tarde, me llegara tan favorablemente. Trabajando desde dentro de la misma celda, las sombras de los barrotes llenaron una pared que, de otro modo, habría quedado vacía y aburrida.

La suerte hizo que una fotografía que podía haber sido «una más» se convirtiera en una bastante atractiva. Pero también dicen que la suerte es de los que la buscan…

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