Hoy es el Día Mundial del Teatro, una efeméride marcada por el Instituto Internacional del Teatro.
Para conmemorarlo y ilustrarlo desde el Darfur, he hecho una sesión de fotos con la compañía de teatro Marafi de El Fasher (la capital de Darfur Norte).
Inspirado por el concepto de las máscaras griegas de la tragedia y la comedia, he querido expresar mi interpretación de la doble realidad del Darfur, aquella que vive un conflicto largo y doloroso y, a la vez, un entramado de riquezas que le dan esperanza.
La fotografía de los actores con aspecto serio ejemplifica la cara más dura del Darfur, aquella en la que viven casi dos millones de personas en campamentos de desplazados, aquella en la que muchos mueren y en la que soldados, milicias y grupos armados combaten por el control del territorio.
La fotografía de los actores sonriendo, con la presencia no accidental de una chica (la directora Zamiha Abdulmunim), representa la cara optimista de este pueblo, aquella en la que, a pesar de las penas y los sacrificios, sigue adelante en su carrera social, económica y cultural.
Al fin y al cabo, la tragicomedia del Darfur, esta coexistencia de dos realidades bien contrapuestas, responde a una rica complejidad que la hace interesante.