Pena y náuseas me están provocando los discursos que excluyen y desprecian los inmigrantes en esta campaña electoral.
«Primero los de casa». ¿Qué demonios significa esto? Ya no sólo es grave oírlo de la boca de candidatos políticos de nuestro país, a los que se les supone un grado de responsabilidad. Sino también porque contiene una carga de odio que hace que parezcamos menos humanos.
Somos precisamente los de casa, los europeos, los que durante siglos hemos expoliado los países del Sur hasta la saciedad. Si ahora vivimos como vivimos es «gracias» al robo continuado de África, Asia y América del Sur.
Y ahora, cuando vemos la llegada de los inmigrantes como una invasión y tememos por una decaimiento de nuestro bienestar, los queremos bien lejos. Que no molesten…
Aunque cada vez tengo más dudas, todavía quiero pensar que nuestra condición es suficientemente humana como para aceptar que no hay necesidad de estrenar coche tan a menudo como queremos o no es imprescindible hablar con el Iphone más innovador. Es prioritario que haya más gente que también pueda disfrutar de nuestra calidad de vida.
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