La inseguridad alimentaria en el Sudán del Sur afecta ya a seis millones de personas, la mitad de la población.
Un muchacho de poco más de siete años arrastra una rama enorme hacia su escuela de Aber, un pueblo perdido en la región de Lakes, en el Sudán del Sur. La escena es entrañable, porque responde a la obligación que los estudiantes tienen cada mañana antes de empezar las clases. Se trata de la condición de los profesores para que las cocineras puedan preparar el desayuno de los alumnos, a menudo la única comida que tienen en todo el día.
Pero este joven muchacho no sabe que hoy se quedará sin desayuno. La mañana ha sido lluviosa en Aber y toda la leña que los niños y niñas han traído está húmeda. Las cocineras no la pueden utilizar y han decidido no trabajar.
Pero nadie se queja. Todos a clase y mañana será otro día.
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