Una conversación conmovedora con la mujer desplazada que quiere recordar para siempre las últimas Navidades.
En Bentiu, en el norte de Sudán del Sur, está el campamento de desplazados más grande del país. Viven 120.000 personas que huyen de una guerra civil que todavía late. Y por tanta gente, tantas historias.
Como la de la señora Nuakier Kuong, una abuela que huyó de los ataques a su casa para refugiarse en el campamento hace ya dos años. Bajo un sol de justicia, además de 40 grados, a la señora Nuakier se la ve paseando con un sombrero de Papá Noel.
– Señora, ¿no tiene calor con este sombrero?
– No me lo quiero quitar.
– ¿Por qué?
– Me lo trajo mi hija la pasada Navidad. Ella vive en Juba y casi no la veo nunca.
– ¿?
– Llevarlo me ayuda a recordarla a todas horas.
Las vidas de los desplazados quedan desbordadas por la magnitud de la tragedia. Es tan grande el número de gente que sufre en el Sudán del Sur, que es difícil recordar (y descubrir) que hay una emotiva historia detrás de cada uno.
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