Es intolerable cualquier insulto de xenofobia en el espacio público, pero hay que medir las condenas oficiales, sobre todo si van dirigidas a menores
Arbeca vivió hace unos dÃas un caso de lo que yo llamo micro-racismo. Si actualmente no toleremos ni chistes machistas ni comentarios homófobos, por muy inocentes que parezcan y por muy reducido que sea el ámbito de actuación, tampoco debemos hacerlo con los casos de xenofobia, ni a gran ni a pequeña escala.
En las piscinas municipales, parece que un grupo de jóvenes se divertÃan insultándose con palabras de contenido claramente racista. Independientemente de si es cierto que todo era parte de un juego adolescente, el desprecio por el color de la piel y los orÃgenes de las personas no se pueden tolerar ni en broma. No sólo pueden ofender a gente sensible con este tema, sino también supone normalizar unas actitudes que en otras circunstancias pueden ser realmente peligrosas.
Después de que alguien denunciara lo que oyó (y molestó) en las piscinas, tanto el ayuntamiento como el principal grupo polÃtico en la oposición corrieron a publicar duras condenas en las redes sociales que, en mi opinión, estuvieron muy poco meditadas. SÃ, es necesario cortar las actitudes racistas, pero es necesario también hacerlo en los términos adecuados y, en este caso, teniendo en cuenta que sus autores son menores, aún con edad de formarse como adultos. Hablar con los padres, buscar la aceptación de los jóvenes y tratar de frenar episodios futuros hubiera sido mejor que saltar con prisas a la palestra mediática y a los altavoces de las redes sociales.
Pero claro... a veces con asuntos tan delicados como éste, es difÃcil ponderar la solución más justa para todos.
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