El Sultán del Darfur Ali Dinar perdió su poder político cuando los británicos lo asesinaron en 1916. Sin embargo, su familia sigue manteniendo simbólicamente la dinastía y su nieto Ibrahim Yusuf Ali Dinar, actualmente viviendo en Jartum (la capital del Sudán), aún conserva el título de Sultán.
Además, todas las sucesoras de Ali Dinar se hacen llamar Meram (princesas en la lengua local) como signo de distinción. En algunos contextos, el término Meram es también utilizado para referirse a aquellas mujeres que tienen una gran habilidad en la cocina, pero al linaje del Sultán no le gusta obviamente esta acepción.
Hay alrededor de un millar de princesas en todo el Sudán, sucesoras del gran Ali Dinar y con un gran papel en la familia «real». Ellas también toman decisiones en todos los asuntos con la misma autoridad que los hombres. «Aunque tradicionalmente los hombres asumen más las resposabilidades económicas y nosotras las domésticas, todos tenemos los mismos derechos al defender nuestras opiniones», dice Saphir Bahraidin Ali Dinar, nieta del original Sultán. Saphir es una maestra jubilada de 63 años que ha estado siempre comprometida con las preocupaciones de las mujeres. «Estoy orgullosa de ser mujer y princesa a la vez y deseo transmitir este sentimiento a todas mis sucesoras», añade Saphir.
Su prima Alawi Abbakar Ali Dinar tiene la misma opinión y explica que «regularmente organizamos reuniones de princesas para hablar de nuestros propios retos». Alawi es una funcionaria jubilada de 65 años.
Las dos están comprometidas con todo lo que tiene que ver con la comunidad femenina de El Fasher (la capital del Darfur). Alawi ha sido la presidenta del Centro de Mujeres durante 16 años y las dos siguen vinculadas como asesoras.
Defienden los derechos de las mujeres en la sociedad y las ayudan económicamente promocionando las manualidades que producen desde una filosofía cooperativista. «Es la forma más eficaz de entrar en el mercado», opina Saphir.
El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer y estas dos princesas se toman la oportunidad de hacer oír su voz en todo el mundo. Para ellas no sólo se trata de reivindicarse como mujer, sino como una mujer distinguida. Son parte de una familia única y tienen la necesidad de defenderla.