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Sí, en el mundo rural hay contaminación

Los expertos alertan de que los efectos de la agricultura y la ganadería intensivas contaminan tanto como el humo de los coches de una ciudad


Planta de General d'Olis a Juneda, que ha arrossegat crítiques durant anys. © Albert González Farran
Planta de General d'Olis en les Borges Blanques, que ha arrastrado críticas durante años. © Albert González Farran

No estamos salvados de nada. Vivir en los pueblos no es ninguna garantía de respirar aire limpio. Ahora ya no. Desde que la agricultura y la ganadería se han convertido en actividades intensivas para ser mínimamente rentables, el aire que respiramos es tan nocivo como el de las grandes ciudades. Investigadores del CSIC como Xavier Querol y Andrés Alaustey han estado haciendo un seguimiento (aún no exhaustivo) de las partículas en suspensión que respiramos en el aire de Les Garrigues y, por extensión, en el llano de Lleida. Los primeros análisis demuestran que hay un montón de emisiones que provienen directamente de las quemas agrícolas, que combinadas con las de las plantas de tratamiento de deyecciones animales y de procesamiento agroalimentario (oleícolas), y debido a una orografía que favorece la estancamiento del aire, convierten al oeste en una de las áreas más contaminadas de Catalunya. De hecho, las comarcas de Ponent (Segrià, Garrigues, Urgell y Pla d'Urgell) se convirtieron el año pasado en la segunda zona del país con más avisos preventivos por contaminación de toda Catalunya. Sólo por detrás del área metropolitana de Barcelona. La vida en el mundo rural también está contaminada.

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