Actualmente se cumplen dos condiciones básicas para que los niños puedan llenar de cometas el cielo del Darfur: las vacaciones escolares y la temporada de los haboob, las típicas tormentas de viento y arena que se forman casi a diario.
Hechos con un armazón de cañas y envueltos con restos de bolsas de plástico, las cometas resultan una decoración cotidiana en el Darfur, incluso en los campamentos de desplazados.
Como en la exitosa novela Cometas en el cielo (The Kite Runner) de Khaled Hosseini, estos juguetes sobrevuelan una región bien agitada y cruenta, pero quiero creer que son también la proyección de los sueños de las nuevas generaciones del Darfur que quieren un futuro con libertad.
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