Una historia de amor
- Albert González Farran

- 14 ago.
- 2 Min. de lectura
Isidre Aran ha protegido a su rebaño en el Soleràs durante 40 años y, en su lucha por la supervivencia, se ha topado con amores inesperados

Ésta es una historia de amor auténtica, merecedora de un guión cinematográfico. Todo comienza hace más de cuarenta años cuando Isidre Aran, un campesino de toda la vida del Soleràs (en las Garrigues Altes) tenía una granja de cerdos que, con la presión de los mercados internacionales y las grandes empresas integradoras, quedó obsoleta.
Su hijo, también llamado Isidre Aran, convenció a su padre para cerrar la explotación y dedicarse al pasto. Sin experiencia ni conocimientos, el joven Isidre compró tres ovejas. Y al poco tiempo, dos se le murieron. Parecía que el proyecto estaba abocado al fracaso. Pero el chico persistió. No quería echar por tierra unos ideales que querían demostrar que el sistema capitalista no era el único válido en este mundo de locos. Así que compró una docena de ovejas de menor calidad, hasta que se topó con un empresario aragonés que, seguramente sorprendido por las convicciones del joven adolescente, le fió un rebaño entero.
Esta historia comienza con un amor incondicional de un joven emprendedor por una forma de hacer, por una forma de pensar, por una manera de vivir. Se pasó decenas de años amándose a sus ovejas y educando a su hijo único (también Isidre Aran) para que también las amase. Y ese amor creció hasta que se topó con otros compañeros de viaje. Alcaldes y campesinos fueron cruzándose por el camino y le ofrecían sus cultivos y restos vegetales para que siguiera alimentando a sus animales, que ya rozan los 2.000.
Isidre Aran, que ahora ya tiene 59 años, conoció recientemente el amor de su vida. Lo hizo, claro, gracias a sus ovejas, cuando practicaba la trashumancia en el Vilosell. Allí vive Carmina Pardo, con la que ahora mantiene una relación sincera, ya la que le ha contagiado el fervor por un modelo de vida y una forma de pensar auténticas.
Pero esta larga historia de amor corre ahora el peligro de romperse. La burocracia administrativa y las pocas ayudas a la ganadería extensiva como uno de los pilares de salvaguardia del territorio están exponiendo su proyecto a una muerte injusta. Si la sociedad no se cree en serio las historias de amor, aquellas que son en serio (no las que nos quieren vender en Hollywood), entonces estamos dañando uno de los legados más importantes de nuestro patrimonio.
Si desea conocer un poco más sobre esta historia, puede leer la edición 665 del SomGarrigues.






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