En los países que sufren graves dificultades, los más débiles son los que lo pagan más caro.
Se aplica una ley natural muy dura en aquellos lugares donde hay injusticia, guerra o hambre o todo a la vez, como es el caso de Sudán del Sur. Los discapacitados de este país, ciegos, sordos, mudos, parapléjicos, enfermos mentales o simplemente aquellos que han sufrido las consecuencias de la actual guerra civil, están totalmente abandonados a su propia fortuna. No hay ninguna ley específica en el país que los proteja, que reconozca sus derechos e, incluso, se aplica contra ellos una discriminación social y cultural que es prácticamente imposible superar. No tienen demasiados instrumentos para superar sus limitaciones, la gente los rechaza o se ríe por su apariencia física, no existe ninguna cobertura gubernamental y la atención médica pública es prácticamente inexistente. Casi todos se exponen a la buena disposición de sus familiares y vecinos que cuidan de ellos hasta que, quién sabe si en un futuro próximo, se apliquen las condiciones para que puedan valerse por sí mismos y contribuir al desarrollo de su país.
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